Por: Gloria Eugenia Taborda
En medio de jardines y cemento, tres figuras buscaron petrificarse en un instante. Cada una en su
propio tiempo. ¿Quién es la mujer cuya mueca evidencia un dolor para nosotros desconocido y que por ello parece secarse una lágrima? Esa mujer de carne y hueso, un día cualquiera a un click de distancia quedó fotografiada para la memoria, la memoria de la desazón y el desconsuelo. A un click de otra cámara, otra mujer la mira y con sus ojos desea encontrar la causa de ese llanto detenido en el rostro entero.
Y, ¿Por qué el pregonero que a voz en cuello recorrió la ciudad ofreciendo el periódico del día quedó hecho estatua? ¿Por qué está apostado a la entrada del Centro Administrativo?
Miradas, tristezas, gritos y sombras se congelaron en mi click.
Acá fue una plaza de mercado. El abuelo Francisco ya no habita este mundo, como tampoco el olor y el color que cada fin de semana reinaba en este espacio. Allí llegaba él dejando que su nariz y sus ojos azules se posaran en el rojo de los tomates y el verde de las cebollas y los granos blancos del maíz. Todo se ha ido para otra parte. Hoy, en la inmensidad de esta Plaza de la Luz, me pregunto, ¿Dónde estacionaba el abuelo a “La Gaviota” mientras buscaba lo que había venido a comprar?
De los toldos no queda nada, hoy se alzan estos postes que en el día se cargan con la luz del sol, mientras que en la noche se iluminan con reflectores y lámparas artificiales.
Es la esquina de Junín con Maturín. Un edificio en ruinas se levanta con sus cuatro pisos, los vidrios de las ventanas del tercer y cuarto piso no están, como si un incendio sólo hubiera tocado estos dos pisos y las llamas hubieran salido por las ventanas, las puertas aparecen intactas. Plásticos cubren el segundo piso y abajo, en cavas y congeladores cuerpos de cerdos y reses reposan listos para ser vendidos a todos los precios. ¿Será que el edificio, a fuerza de no tener quien le respire en sus paredes, ha ido perdiendo el color con el que fue hecho? A un costado, un mural se alza y en él, pintada está una ciudad oscura y sobre ella una mancha blanca, a manera de alfombra voladora, se dibujan dos siluetas que caminan. ¿Es la ciudad oscura? o, ¿es el vacío de la ciudad?
El arte, la tecnología, los transeúntes, las ruinas están “juntos”, porque todo así se UNE en esta ciudad que se sigue construyendo. En poco tiempo un tranvía cruzará esta calle y desaparecerá este arte, esta tecnología, estos transeúntes, estas ruinas para dar paso a otros y otras.
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